La AP-7 como síntoma

En SeñalConfor compartimos noticias de nuestro sector. Esta noticia aparecida en La Vanguardia habla de los problemas de gestión y seguridad vial de las autopistas, y ponen la AP-7 como síntoma de lo que puede pasar si no se toman decisiones. ¿harán falta más señales de tráfico?

AP-7

Los continuos colapsos y el incremento de la siniestralidad en el AP-7 evidencian la falta de planificación, de modelo de gestión de la red viaria y de inversiones en transporte público en nuestro país, hecho que afecta a la movilidad los fines de semana, pero que también lo hace de manera todavía más preocupante los días laborables.

Las infraestructuras son para un país lo mismo que la tecnología para las empresas: sin inversión resulta imposible competir y se pone en riesgo la supervivencia a largo plazo. Por eso somos muchos los que hemos reivindicado desde hace tiempos inversiones reales y un sistema de financiación de las vías de altas prestaciones a todo el Estado que, ante el final de los peajes, garantice el mantenimiento y la modernización de estas vías. Sin embargo, las administraciones –de todos los niveles y colores políticos– han pospuesto abordar las soluciones, tal como ha pasado con el cuarto cinturón, la ampliación del aeropuerto, el corredor mediterráneo o las inversiones en Rodalies.

Hay que aprender de los errores; ni anuncios ni palabras, queremos compromisos

Así que hora los ciudadanos pagamos las consecuencias, y lo hacemos en el peor momento, cuando tenemos que afrontar sin demora las exigencias medioambientales y cuando necesitamos, más que nunca, una red ferroviaria segura y fiable que se convierta en una verdadera alternativa al vehículo privado para descongestionar los accesos a Barcelona y para trasladar al tren buena parte del transporte de mercancías que ahora circula por autopistas y carreteras.

A la espera de que lleguen las inversiones tantas veces anunciadas pero tan discretamente llevadas a cabo (en el 2021, el Estado solo ejecutó un 36% de la inversión prometida en Catalunya), hay que tomar medidas a corto plazo. Optar por la velocidad variable en determinados momentos, restringir el tráfico de camiones los fines de semana en las franjas horarias de más circulación, o ampliar carriles en determinados puntos de la red puede ayudar a reducir accidentes y, en parte, a aligerar las colas. Sin embargo, tenemos que asumir que este será un verano complejo y que antes de salir a la carretera habrá que planificar la ruta, consultar las aplicaciones móviles, escuchar la radio y, en muchos casos, modificar hábitos y horarios para intentar evitar las retenciones de tráfico.

Si hablamos de movilidad los días laborables en el entorno metropolitano, la situación es todavía peor, con los accesos a Barcelona congestionados todos los días. Es por eso que habría que acelerar las actuaciones relacionadas directamente con el transporte público, como las obras de la L9 en el tramo central, la conexión de las líneas de FGC del Vallès y del Llobregat-Anoia, o las mejoras de Rodalies.

Tenemos que ser conscientes que lo que está pasando al AP-7 es un síntoma y que hay que aprender de los errores. Consensuar un modelo de financiación de las vías de altas prestaciones, mejorar la red viaria general, invertir en transporte público –especialmente ferroviario– y facilitar el acceso a Barcelona a los ciudadanos del área metropolitana es urgente e imprescindible si queremos una movilidad mejor para todos, más limpia, saludable, fluida y compatible con el progreso económico. No queremos anuncios, no queremos palabras, queremos compromisos.

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